
Este verano mi padre vino a visitarme. Quería conocer la única de las Rias Baixas que no conocía, y allí fuímos. A la Ría da Estrela. Algo alejada del circuito de las grandes ciudades gallegas, es un paraíso salpicado de antiguos pueblos pesqueros, senderos y miradores, vestigios de un importante pasado industrial, y naturaleza por doquier: mar y monte. Nos vamos?
En la más septentrional de las Rías Baixas 2 poblaciones consiguen destacar. Muros y Noia, a las cuales no les hace falta competir, tienen encanto propio. Sus gentes se abren al mundo guardando un delicado equilibrio con las tradiciones. Hay mucho por ver, mucho por descubrir.
Una ruta completa alrededor de la ría debería incluir: las dos poblaciones más importantes, Muros y Noia; el excepcional castro de Baroña; miradores y senderos, turismo industrial, y la sabrosa cocina local, que huele y sabe a mar.
Cuántos días hacen falta ? Considera 4. Al menos 2.
Castro de Baroña
Uno de los más espectaculares de Galicia, excepcionalmente ubicado en un istmo, donde el rugir de las olas y el silencio del aire son capaces de propiciar un viaje en el tiempo.

Escucharás/leerás la palabra Castro muchas veces en Galicia. Para saber de qué se trata es una buena idea visitar antes el Centro de Interpretación, en Porto do Son, a menos de 10 minutos en coche. Una vez en el castro, intenta imaginar cómo era la vida allí. Con todo lo aprendido, sólo tienes que cerrar los ojos y viajar en el tiempo.
El atardecer aporta una luz mágicas para sacar fotos. Eso sí, procura no irte con poca luz, ya que el terreno es irregular. Sin duda, uno de los castros que más satisfacciones da visitar.
Allí se puede aprovechar a ver también el Museo da Memoria Mariñeira, y la iglesia. En el parking cercano al Castro, a unos 500 mts, hay un pequeño Centro de Interpretación, visita imprescindible para comprender este espacio.
Noia
Descubre qué personaje bíblico está emparentado con Noia, que posee un valioso patrimonio religioso y arquitectónico. Vienes a descubrirlo?
Noia es una ciudad pequeña y acogedora. La leyenda cuenta que fue fundada por la mismísima nieta de Noé. Sus habitantes sugieren que visitemos sus monumentos más importantes, aún sin preguntarles. La visita se realiza en torno a dos zonas: la alameda y jardines de Felipe Castro; y por otra parte, el casco antiguo. La zona de los jardines es adecuada para un paseo de tarde, terminando en alguna de sus cafeterías después de pasear por los jardines, el Concello, el Casino y la iglesia de San Francisco.
Haciendo de nexo entre una zona y otra, la iglesia de Santa María a Nova, rodeada de un bucólico camposanto donde se acumulan laudas sepulcrales con inscripciones de los diferentes gremios. Un museo muy curioso. Se dice que la tierra del cementerio fue traída de Tierra Santa.
Entre las construcciones medievales y tradicionales, con soportales y blasonadas, destacan el Hospital de Espíritu Santo (1476) y la espectacular iglesia de San Martiño. Su estampa más importante es la fachada gótica que da a la elegante Plaza de Tapal .

Ponte Nafonso y Ponte Maceira
Una, una pequeña aldea de 60 habitantes atravesada por un puente. La otra, un desconocido escenario bucólico en torno a un espacio natural protegido. Ambos cruzan el mismo río, el Tambre.

El puente, de origen medieval, conserva 22 arcos ojivales de los 27 originales, de los cuales son visibles sólo 20. El nombre es en homenaje al Rey Alfonso II el Casto, a quien se considera el primer peregrino del Camino de Santiago, y que habría ordenado la construcción del puente sobre el río Tambre.
La visita ideal es un recorrido a pie de unos 10 km. Se puede dejar el coche en A Ponte Nafonso, cerca del puente, y salir a caminar desde allí. Cruzando a través del puente las marisma del Tambre se sigue una ruta circular que por un entorno tranquilo y rural que forma parte de la red Natura 2000. Cruzando un bosque de eucaliptos se llega a un puente colgante y a la Central Hidroeléctrica del Tambre, una joya arquitectónica. El paisaje, la quietud del río y el lento transcurrir de las horas lo convertirán en un paseo delicioso

Ponte Maceira es una bucólica aldea, en la que un conjunto de construcciones resumen la Galicia más tradicional. Un puente medieval, el río, molinos de agua, una iglesia y un pazo. Un espacio rodeado de verde calma, y por cierto, uno de los Pueblos más Bonitos de España.
Muros
La tradicional y animada villa marinera inspira e invita a conocer la Galicia tradicional y pesquera,a sentir el aroma del puerto, y a saborear los platos de la cocida marinera.

En Muros la población mira a la ría. Está organizada de forma antigua y costumbrista, en torno al puerto, corazón de la villa. Un paseo por esa zona en un día laborable, si es de mañana mejor, nos permite conocer de primera mano la forma de vida de la ciudad.
Las callecitas, de origen bajo-medieval trepan las cuestas. Las antiguas casas con soportales tienen aire tradicional, y sus callejuelas están embellecidas con coloridos adornos artesanales. Una bonita mezcla. Las más bonitas, sobre la Rúa Real y la Pescadería. Arriba nos espera la iglesia de San Pedro, donde se reunía el consejo de la villa y el gremio de mareantes.
En la zona del puerto y la Plaza de Galicia encontrarás mesones y restaurantes para todos los presupuestos. En verano es usual encontrar sardinas en muchos de ellos, además de una carta en la que se lucen los productos del mar.
Turismo Industrial
Entre las sorpresas que se esconden en el bosque, entre el musgo y la piedra, se encuentran una Central Hidroeléctrica, varias papeleras, una antaño importante curtiduría, salazones, carpinterías, y minas de Wolframio. Estos lugares abandonados son testigos mudos de un pasado floreciente.
A la Central del Tambre se puede llegar después de cruzar el Puente Nafonso, siguiendo una ruta de senderismo. El edificio es considerado la catedral de las centrales eléctricas por su arquitectura historicista. El diseño asemeja un templo con contrafuertes y arcos de medio punto. Se llega hasta un puente colgante, desde donde es posible regresar.
También se pueden visitar las ruinas de la antigua Curtiduría Cadarso, en Noia, que cuenta con varias edificaciones: vivienda y nave principal, edificio auxiliar, nave de tintes, almacén y canalizaciones, que junto a las más de 30 zapateros y albarderos de la zona, vivieron aquí una época dorada.
En Lousame se puede hacer una ruta de fábricas de papel. En este ámbito, favorecido por maravillosos bosques y limpias aguas, se establecen celulosas durante los siglos XIX y XX. Hoy sus ruinas permanecen escondidas entre bosques de fresnos, alisos, robles, avellanos y castaños. Después de cruzar algunos puentes y saltos de agua, nos espera una mina donde en principio se extraía estaño, y en los duros años de la guerra y posguerra, también wolframio. Las minas de San Finx, que así se llaman, están reconvertidas en museo.
Playas y miradores
Muchos, incontables, imperdibles y espectaculares. La ría, con su irregular morfología, crea una vez más un espectáculo asombroso. Basta fijar la atención en cualquiera de sus rincones.

Entre las fabulosas playas de la ría de Muros y Noia encontramos una de película. En la playa de As Furnas se filmó Mar Adentro, con inolvidables escenas de esta playa cuasi virgen.
Tal vez el arenal más precioso de esta ría sea la playa de Area Maior y de la laguna de Louro, defendida por juncos y dunas, que hacen de barrera para una laguna de agua dulce. Mas allá, la playa de Lariño, custodiada por un faro que vió naufragar al destructor español Ariete. Este arenal tiene espacios para todos los gustos. Por un lado, la larga lengua de arena de dos kilómetros, y por el otro, pequeñas calas entre rocas.
En cuanto a los miradores, desde el del Monte Enxa se puede ver desde Fisterra hasta Ribeira en un día claro. El de San Lois tiene un banco de cara al mar, y ya hacia el interior, el mirador do Castelo ofrece unas vistas privilegiadas del estuario y la ría, que maravillan a quienes se esfuercen en subir hasta allí.
Cocina Local
El sabor a mar es el que manda en la mesa de las localidades pesqueras, pero Galicia, ni aún en la costa deja de lado su gusto por las preparaciones de interior.

El marisco es la estrella de la Ría da Estrela. No puedes irte sin probar los mejillones, que en Rias Baixas tienen D.O, ni los berberechos, famosos en la zona, y que generalmente se presentan al vapor. Pero esto es sólo el aperitivo. Sus puertos pesqueros proveen de pescado fresco y de calidad a los numerosos restaurantes de la zona. Para mi, una señal de que hay pescado fresco es que ofrezcan algo fuera de carta. Merluzas, doradas, lubinas son habituales en los menús de la zona. En verano, verás sardinas asadas por doquier, momento que sugiero aprovechar para comerlas. Hay quien también se decanta por una buena mariscada, y así, probar un poco de todo.
Para los amantes de la carne, no faltan cortes de buen género e impecable ejecución. En síntesis, hay para todos los gustos. Pero sobre todo, hay calidad de producto, años de tradición en las cocinas, y amor por lo que sirve en la mesa.
Las recomendaciones de este post no son esponsoreadas, sino opinión personal. Para información más práctica puedes ver también este otro post.